Nuevas directrices de la ADA sobre el MASLD: detección y tratamiento en pacientes con diabetes

La enfermedad hepática esteatótica asociada a la disfunción metabólica (MASLD, por sus siglas en inglés), anteriormente conocida como enfermedad del hígado graso no alcohólico (NAFLD), está cobrando protagonismo como una de las complicaciones más relevantes en personas con diabetes tipo 2 y prediabetes, especialmente cuando hay obesidad de por medio. A pesar de su prevalencia, sigue siendo una condición poco reconocida y subdiagnosticada.

Un nuevo informe de consenso publicado por la Asociación Americana de la Diabetes (ADA) en Diabetes Care el 28 de mayo de 2025, establece un enfoque práctico y actualizado para la detección y el manejo clínico del MASLD en pacientes con diabetes y prediabetes. Esta guía tiene como objetivo proporcionar herramientas efectivas a los profesionales de salud para abordar esta enfermedad hepática desde la atención primaria.

El informe, liderado por el Dr. Kenneth Cusi, enfatiza que el hígado debe incluirse en la rutina de evaluación de complicaciones de la diabetes, tal como ya se hace con los riñones, los ojos y los nervios. Según las cifras actuales, al menos el 70% de las personas con diabetes tipo 2 presentan MASLD, y alrededor de la mitad de estos casos evolucionan hacia la forma más grave: la esteatohepatitis asociada a disfunción metabólica (MASH). Además, uno de cada cinco pacientes con diabetes tipo 2 tiene fibrosis hepática avanzada, lo que incrementa notablemente el riesgo de cirrosis, cáncer hepático y mortalidad general.

Este avance en la atención médica responde también al cambio reciente de nomenclatura. En 2023, se dejó de utilizar el término “hígado graso no alcohólico” para dar paso a una clasificación más precisa y menos estigmatizante. El MASLD ahora se define como enfermedad hepática esteatótica en personas con al menos un factor de riesgo metabólico (como obesidad, hipertensión, triglicéridos elevados, colesterol HDL bajo, prediabetes o diabetes tipo 2), y un consumo mínimo o nulo de alcohol. Otras clasificaciones incluyen MetALD (cuando hay un consumo moderado de alcohol) y ALD (cuando el daño hepático está directamente relacionado con el alcohol).

Una de las principales recomendaciones del informe es el cribado rutinario de personas con diabetes tipo 2, prediabetes y/u obesidad con riesgo cardiovascular. Para facilitar este diagnóstico, se promueve el uso de herramientas no invasivas como el índice FIB-4, basado en datos disponibles en la mayoría de las historias clínicas electrónicas (edad, enzimas hepáticas y plaquetas).

  • Si el FIB-4 es menor de 1.3, se considera bajo riesgo y se recomienda seguimiento cada 1-2 años.
  • Si es mayor a 2.67, se debe derivar al paciente directamente a hepatología.
  • En valores intermedios, se recomienda una segunda evaluación con elastografía o prueba ELF para determinar si se requiere tratamiento especializado.

El manejo de MASLD se centra en cambios en el estilo de vida. Las recomendaciones incluyen una alimentación equilibrada, actividad física regular, apoyo conductual, y educación para el autocuidado de la diabetes. El control del peso juega un rol clave, y en algunos casos se contempla la cirugía metabólica o farmacoterapia para la obesidad.

Aunque aún no existe un tratamiento farmacológico específicamente aprobado para MASLD, fármacos como la semaglutida y la tirzepatida, indicados para la diabetes tipo 2 y la obesidad, han demostrado beneficios en el tratamiento de MASH. Además, en 2024 se aprobó el resmetirom para pacientes con MASH y fibrosis avanzada (F2 y F3), aunque su elevado costo limita su accesibilidad. Como alternativa, medicamentos más asequibles como la pioglitazona también muestran efectos positivos.

El informe destaca finalmente la importancia de evaluar el consumo de alcohol, incluso en niveles considerados “moderados”. En personas con fibrosis moderada o avanzada, se recomienda eliminar por completo la ingesta de alcohol para frenar la progresión del daño hepático.

Estas nuevas directrices suponen un gran paso en la integración del cuidado hepático dentro del manejo general de la diabetes, promoviendo una atención más completa, preventiva y colaborativa. Para los profesionales de salud, esto representa una oportunidad clave para actuar tempranamente y reducir el impacto de una enfermedad silenciosa pero grave.

FUENTE:

https://www.noticieromedico.com/post/nuevas-directrices-de-la-ada-sobre-el-masld

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