El Síndrome de Ovario Poliquístico (SOP) y la diabetes tipo 2 son dos condiciones que presentan desafíos significativos en la atención médica actual. Ambas condiciones pueden afectar la calidad de vida de las mujeres y pueden empeorar la ansiedad y la depresión. La interacción de estos dos factores de riesgo complejos requiere un enfoque holístico y personalizado para garantizar resultados óptimos en la salud de los pacientes afectados.
El SOP se caracteriza clínicamente por presentar trastornos menstruales, infertilidad anovulatoria, hiperandrogenismo clínico y bioquímico y con frecuencia se asocia con la diabetes mellitus tipo 2, la hipertensión arterial, la dislipidemia y el riesgo de enfermedad cardiovascular.
La implementación de estrategias que promuevan el cambio hacia un estilo de vida saludable puede permitir mejorar los síntomas del SOP y la gestión metabólica de quienes viven con estas condiciones de salud: diabetes y SOP. Un estilo de vida sano consiste en una dieta saludable, ejercicio regular y lograr y mantener un peso saludable.
Hacer cambios saludables, como bajar de peso si tiene sobrepeso y aumentar la actividad física, puede disminuir su riesgo de presentar la diabetes tipo 2. Estos cambios de comportamiento también pueden ayudar a manejar mejor la diabetes, si la tiene, para prevenir o retrasar otros problemas de salud.
Es crucial realizar un cribado de fragilidad en personas con DM2 para identificar de manera precoz a aquellos que podrían beneficiarse de intervenciones específicas. Una vez detectados los pacientes potencialmente frágiles, se debe evaluar el grado de fragilidad en el que se enmarcan a través de una valoración geriátrica integral (VGI).
La VGI es una herramienta multidimensional que proporciona una visión completa de la salud del paciente. Incluye una evaluación de la capacidad funcional, el estado cognitivo, el estado emocional, las condiciones sociales, el estado nutricional y las comorbilidades. De esta manera, se podrán implementar estrategias terapéuticas individuales, farmacológicas y no farmacológicas, que aborden sus necesidades físicas, sociales y psicoemocionales.
En resumen, el abordaje de la hiperglucemia en personas con fragilidad y DM2 es un área de atención médica que requiere un enfoque personalizado y holístico. A medida que la población envejece y la prevalencia de la diabetes aumenta, resulta imperativo abordar la fragilidad como un componente clave en la toma de decisiones clínicas. Con un manejo adecuado y un enfoque centrado en el paciente, podemos mejorar la calidad de vida de estos pacientes y reducir el impacto de la DM2 y la fragilidad en su salud.